Predilectos

En el marco de la insulsa Diada de Mallorca establecida por el Consell Insular esta institución ha otorgado recientemente el reconocimiento como Hijos Predilectos a dos personajes ideológicamente opuestos pero de reconocida influencia en nuestro pasado reciente. De Antoni Maria Alcover con citar el Aplec de rondalles mallorquines d'en Jordi des Racó y el Diccionari Català-Valencià-Balear también llamado Alcover-Moll, hay suficientes elementos como para reconocer el acierto en su selección. Mossén Antoni Alcover, pese a su extremo conservadurismo y al controvertido papel jugado en relación a aspectos que atañen a la configuración moderna del catalán, posee una figura intelectual de magnitud incuestionable.

      

El otro protagonista escogido por el Consell Insular de Mallorca es Jaume Garcías Obrador. Miembro destacado de la Federación Balear del PSOE, fue uno de los puntales del grupo dirigente del socialismo local durante los años veinte y treinta del siglo pasado. De origen humilde, electricista de oficio y de formación autodidacta, Garcías es uno de los personajes más controvertidos del socialismo balear. Vinculado al movimiento obrero – fue presidente de la Sociedad de Electricistas “La Energía” y vice-presidente de la Federación de Sociedades Obreras de la Casa del Pueblo en los años veinte - presidente de las Juventudes Socialistas y concejal del Ayuntamiento de Palma al iniciarse el período republicano, en un principio se manifestó opuesto a la toma de acuerdos electorales con los partidos republicanos y, en 1931, junto con otros dirigentes socialistas, como Jaume Bauçà – el mismo que en 1936 fue encarcelado en el castillo de Bellver ”liberado” y posteriormente asesinado presumiblemente en el cementerio de Porreras - fue expulsado del PSOE para formar el efímero Partido Socialista Independiente. En 1933 reingresó en la Federación Socialista Balear siendo elegido presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT) encabezando, dentro del sindicato, la oposición a los caballeristas, seguidores del líder estatal del PSOE y de la UGT Francisco Largo Caballero, entonces singularizada en Mallorca por Antoni Ribas, - el mismo que en septiembre de 1936 fue acribillado a balazos junto con su compañero de escondrijo al ser localizado en un casa sita en una céntrica calle de Palma -. Entre 1934 y 1936 Jaume Garcías representó a la Federación Socialista Balear en el Comité Nacional del PSOE alineándose con el ala prietista que compartía la visión pactista de Indalecio Prieto líder de la posición moderada dentro del PSOE de la época.

Francesc de Sales Aguiló, Emili Darder, Jaume Garcia, Ignasi FerretjansBernat Jofre en el balcón del edifio del Ayuntamiento de Palma en la plaza de Cort

Tras las elecciones generales de 1936, con la victoria del Frente Popular, Jaume Garcías fue nombrado presidente de la Diputación Provincial siendo uno de los que estuvieron en el despacho del gobernador civil, José Espina, el 19 de julio en el mismo momento de su detención logrando escapar y permaneciendo escondido durante toda la contienda siendo finalmente detenido, tras obsesiva búsqueda, el último día de 1938.

Jaume Garcia sentado entre Ignasi Ferretjans i Jaume Bauçà en un mitin en el Coliseo Balear de Palma

El 10 de mayo de 1939 se celebró en la Escuela de Artes y Oficios de Palma, escenario habitual de los múltiples “enjuiciamientos militares” celebrados en esta localidad en aquellas fechas, el Consejo de Guerra donde comparecieron encausados él junto con quienes le dieron cobijo. Se les acusó “de auxilio a la rebelión” eufemismo por medio del cual se cometía el asesinato con apariencia legal y, a él, además, se le acuso de formar parte del fantasioso Plan Lenin. El 4 de agosto de 1939, meses después de acabada la guerra civil, moría fusilado en el cementerio de Palma. Jaume Garcias no cometió ningún delito de sangre. Ante los ojos de un demócrata, su enjuiciamiento, sentencia y ejecución son, a todas luces, injustas y, atendiendo al ordenamiento jurídico vigente entonces en España, ilegales. Guste o no la legalidad republicana estaba directamente vinculada al ejercicio de la soberanía popular – derecho inalienable de todos los pueblos – a través de un intachable proceso constituyente que culminó con la Constitución de 1931 pilar de todo el ordenamiento jurídico de la época.

Jaume Garcias

Jaume Garcías Obrador, fue el último presidente de la Diputación Provincial republicana y, con ese reconocimiento entiendo que la institución heredera de la extinta diputación – el Consell Insular - otorga un correcto reconocimiento a la misma en su período republicano a través de la figura del que fue su último presidente. El gozar de un reconocimiento público, como es el caso de otros encausados sin garantías y fusilados cuyos ejemplos más representativos, no por exclusivos sino por conocidos, son los que afectan al que fuera alcalde de Palma, Emili Darder, y al diputado socialista por Baleares en las Cortes republicanas, Alexandre Jaume, emblematizan una triste realidad que afectó a varios millares de republicanos, socialistas, anarquistas, comunistas y masones todos ellos hijos de nuestra tierra.

Recientemente, un grupo de intelectuales; catedráticos, historiadores, juristas, magistrados, abogados, artistas, religiosos y profesionales de varios ámbitos, han solicitado al Partido Socialista, a Rodríguez Zapatero, por medio de un manifiesto, que La ley de la Memoria Histórics haga una condena "formal" de la dictadura a la vez que declare nulos los juicios y sentencias franquistas por "ilegítimos e ilegales".

Como nos ilustra el caso de Jaume Garcías, como tantos otros, la única forma de realizar un correcto reconocimiento hacia las víctimas de los enjuiciamientos franquistas es proclamar que fueron ilegítima e ilegalmente condenadas. Sin la anulación de los juicios irregulares la ofensa continuará abierta al no existir el reconocimiento de algo que es de justicia. De no aprobarse en esta legislatura la discutida Ley de la Memoria Histórica, incluyendo los presupuestos anunciados por el manifiesto citado, el gobierno de Rodríguez Zapatero causaría un amargo desencanto a todos aquellos que hemos creído que este gobierno era estricto defensor y propulsor de los derechos democráticos de los ciudadanos, especialmente sensible hacia aquellos que sufrieron las consecuencias de aquella tremenda injusticia que fue el fascismo y la dictadura del general Franco.

Palma. 3 de octubre, 2007
Pep Vílchez