Se vive solamente una vez

Suele ser un rasgo característico del converso el poner todo su ánimo en congraciarse con los nuevos postulados asumidos. Así, la virulencia contra las antiguas “convicciones” se atribuye, frecuentemente, como un aspecto destacable del comportamiento de los que pretenden alejarse de sus antiguas creencias, librarse de la sospecha de estar aún contaminados de ellas y, sobre todo, para ganarse la simpatía de los que antes fueran sus adversarios.

Nos es un comportamiento novedoso, no hace falta citar a Torquemada para averiguar que el converso siente la imperiosa necesidad de negar su pasado y vilipendiar todo lo que fue.

Si señor, negar lo que fue y alabar lo que ahora pretende ser, limpiarse de impurezas y congraciarse con los nuevos aires irrumpiendo en el “mercado de las ideas” de manera destacada arropando, ufanamente, a sus nuevos cómplices.

Personajes como el que fuera militante de los GRAPO, Pío-Pío Moa o Jiménez Losantos tapan sus vergüenzas de ex-izquierdistas recalcitrantes prestando servicios inestimables a sus nuevos amos ideológicos. Son los que más gritan, los que portan fervorosamente los estandartes, los que insultan, los que calumnian, los que encienden la mecha de la discordia. Si, neófitos que reniegan de sí, de su pasado y, a su vez, de su propia consistencia.

Del fenómeno no nos libramos en nuestro insular entorno inmediato. Oímos, por ejemplo, como un ex independentista radical - en aquellos tiempos en los que ostentaba acné juvenil -, ahora clama pública y reiteradamente contra todo lo que se asemeja a lo que el fue y defendió cuando se dedicaba a embadurnar paredes.

Me choca, especialmente, el caso de un conocido “pensador” hoy felizmente profesor de la UIB y defensor de libertades nunca amenazadas – las realmente amenazadas no le interesan – del que hace tiempo supe de sus creencias marxistas radicales – tiempo ha, entusiasta de la labor revolucionaria y constructiva de los tanques soviéticos en Checoslovaquia - que hoy aparenta ser líder de opinión entre esa derechona que se encuentra agazapada tras cortinas de humo de pseudo-liberalismo que se expanden para defender los postulados de siempre bajo los viejos patrones, entre los que no se encuentra, por cierto, nuestro heterodoxo catalán de Mallorca, Ramon Llull.

Tal vez, el que suscribe este equivocado y rectificar sea cosa de sabios y el comportamiento que la naturaleza ha otorgado a los camaleones no sea su rasgo definitorio. Tal vez sea un aspecto más del imprevisible y sorprendente comportamiento del ser humano. O, mejor: media vida en la izquierda radical y la otra media en la derecha, también radical, así parece que se vive dos veces. En fin, vivir para ve

Pep Vílchez
28/05/2008