Recientemente ha sido noticia que los eurodiputados de extrema derecha han constituido grupo en el Parlamento Europeo. Ello ha sido posible tras la incorporación de Rumania y Bulgaria que aportan seis de los veinte diputados requeridos. Al grupo se le denominará “Identidad, Tradición y Soberanía”.
El caso ya ha provocado la consiguiente alarma entre las fuerzas democráticas europeas. No obstante, lo llamativo, en nuestros lares, es que entre los seis países diferentes que aportan eurodiputados extremistas, no se encuentra España. ¿En España no hay ultraderecha? ¿Cómo se come eso?
Claro, nuestra ultraderecha, obediente y adiestrada en el partido único – el Movimiento Nacional – se encuentra entre las filas de los populares. Bien, así parece que , acogidos en el seno de un partido serio que, además, es parte fundamental del entramado político español, garantía de alternancia y gobernabilidad, la gravedad del caso es menor. En fin ... así están controlados.
Pero me temo que ésta última aseveración no es del todo correcta porque, de la realidad, subyace, cada vez más, una apreciación que nos indica que lo que realmente ocurre es todo lo contrario: es la derechona – la ultraderecha españolista – la que controla entre los populares a través de un acuerdo explícito o tácito con los sectores del ladrillismo popular que tanto predicamento poseen entre los especuladores inmobiliarios. La derecha popular, bicéfala, se reparte, pues, entre los Santos de la COPE y los poceros de turno. A Dios rogando y con el mazo dando
Como hemos podido comprobar en el pasado reciente, la derechona, cuando olfatea la posibilidad de perder parte de sus privilegios se retuerce agudamente hasta llegar al límite de la éticamente aceptable. Los señores Acebes y Aznar – con la inestimable colaboración del señor Alfredo Urdaci – sostuvieron la falsedad de la autoría de ETA ante el cruel atentado del 11-M para evitar, de forma desesperada, lo que no pudieron evitar : la pérdida del poder.
Es el mismo José María Aznar, el que en su momento, se mostró seguro de que las armas de destrucción masiva aparecerían en Irak y nos pidió paciencia, el que nos metió de lleno en la guerra para después, ante la inexorable verdad, tener que admitir que nunca hubo armas de destrucción masiva en Irak. Para colmo de cinismo, preguntado el señor Rajoy sobre si el PP se disculparía por la guerra de Irak contestó "Yo es que estoy en otras cosas, no estoy ni en Felipe V, ni en lo suevos …” En fin … para qué seguir.
La verdad es que la derechona se incorporó, camaleónicamente, al sistema democrático por imperativo histórico, aunque hay que señalar que hicieron lo imposible para evitar su completa instauración. Ya en plena Transición se opusieron, con uñas y dientes, a la democratización del país. Después se opusieron a la ley del divorcio y a los estatutos de autonomía y obstaculizaron todo elemento de modernidad que se propusiera. Asi, pues, de Carlos Arias Navarro a Ángel Acebes sólo media la distancia cronológica ya que la mentalidad es similar sino idéntica. Se mire por dónde se mire Manuel Fraga Iribarne fue un ministro clave del franquismo y el Partido Popular, de forma acelerada, representa al neofranquismo político reinterpretado por las nuevas generaciones y tutelado por una buena parte de los actuales dirigentes populares encabezados por José María Aznar.
Pep Vílchez
25/02/2007