En cumplimiento de la Ley

La Asociación de la Memoria Histórica ha trasmitido al Ayuntamiento de Palma su “desánimo” ante la pasividad y silencios del consistorio palmesano ante las demandas de una entidad entre cuyos objetivos está el remover los obstáculos que dificultan la aplicación de la Ley de la Memoria.

En este contexto es de especial relevancia todo lo que se refiere a la persistencia en espacios públicos de elementos simbólicos cuyo origen está en la voluntad de magnificar la victoria del fascismo sobre una buena parte de sus propios conciudadanos condenados a sufrir represión, silencio y olvido.

En cualquier caso, todo parece indicar que la mayoría política progresista que gobierna el Ayuntamiento de Palma sostiene una actitud confusa o, más propiamente, timorata, en las actuaciones relacionadas con la aplicación de lo dispuesto en la Ley de Memoria Histórica.

No obstante, la disposición legal es clara: “las administraciones públicas tomaran las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”. (Art. 15)

En consecuencia con lo expuesto: el monolito dedicado a los llamados Jinetes de Alcalá, construido en reconocimiento a un grupo de oficiales golpistas que jugaron un papel determinante en el triunfo del golpe militar en la Mallorca de 1936, y por extensión “a todos los que tan heroicamente lucharon y consiguieron salvar esta isla del dominio rojo”, debe desaparecer. Con su desaparición se trata de propiciar la apertura de espacios ciudadanos de concordia sin que sea necesario ningún quid pro quo, como algunos han sugerido, al querer evocar en el mismo lugar y con el mismo elemento, a los funcionarios municipales represaliados por el franquismo.

Por otra parte, es preciso seguir denunciando el hecho de que en el callejero de Palma persisten referencias simbólicas estrechamente vinculadas al régimen franquista. El hecho bien pudiera obedecer al desconocimiento de los acontecimientos históricos que suele caracterizar a muchos políticos o sencillamente a cierta parsimonia que nos hace dudar de la existencia de una verdadera voluntad política de poner fin a esta situación discordante con los más elementales principios democráticos.

Sin ir más lejos, Julio Ruiz de Alda, acompañante de Ramón Franco en la travesía trasatlántica del Plus Ultra, continúa gozando de espacio en el callejero sin que quepa duda que tal razón tiene su origen en su papel como fundador de Falange Española.

Existen otros personajes que sostienen protagonismo en espacios públicos por obra de méritos de guerra, entre ellos se encuentra Joaquín García-Morato -experto piloto de guerra del bando rebelde. Incluso continúa existiendo una calle dedicada a Ramiro Ledesma Ramos, destacado teórico del nacional-sindicalismo y entusiasta defensor del régimen nacional-socialista alemán.

Entre los aspectos más llamativos de persistencia simbólica inadecuada está el de José Alemany Vich que da nombre a una calle de Palma por unos méritos vinculados a sus servicios de carácter militar prestados en el Este europeo. Alemany Vich actuó como oficial miembro de la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial, a las órdenes de la Wehrmacht, con juramento expreso de fidelidad a Adolf Hitler, compromiso que adquirieron todos los que formaron parte de la expedición divisionaria.

En este caso no se puede obviar que, aunque el protagonista, lamentablemente, perdiera la vida, formaba parte como oficial de unas fuerzas militares cuya actuación se situó en un frente de guerra en cuyos aledaños se encontraba una ciudad -entonces llamada Leningrado y hoy San Petesburgo- en la cual fallecieron más de un millón de personas –frío, hambre y guerra- como consecuencia de un asedio inhumano que duro más de 900 días.

Seria, pues, conveniente que el consistorio que preside la señora Aina Calvo hiciera concordar sus actuaciones públicas con el mismo espíritu reivindicativo que llevo a muchos de sus compañeros -que hoy forman parte de la mayoría municipal- a participar, cuando no gobernaban, a la cabeza de múltiples actos y manifestaciones que expresaban la necesidad de limpiar la ciudad de simbología fascista.

Pep Vílchez
11/06/2009